Cuentas pendientes.
"Bien, ahora separense y elijan a sus equipos." En este mundo donde la educación física de los niños está centrada un %70 en las pelotas (balones en español neutro), un pequeño/a con anteojos no es lo más apto para estas actividades. Los chicos son forzados a esperar ser elegidos para un juego en donde casi siempre una pelota sale despedida a sus rostros y los anteojos (único medio de poder interactuar con el mundo sin chocarse con absolutamente todo) salen terriblemente perjudicados. Más allá de ser el último elegido/a, por lo general los profes nunca los designan como capitanes, entonces estos niños lo único que pueden esperar es ser llamados por alguno noviecito/a o amigo que le deba cierta lealtad (suponiendo muy hipoteticamente que son selectos para capitanes). Es entonces cuando los infantes se convierten en jóvenes y la misma suerte les espera en el secundario, solo que ahora los profesores son más explícitos con la desaprobación de sus pobres desempeños físicos.