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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Amague.

Se acomoda, pone una mano en su cartera, mira para un costado un tanto inquieta y luego vuelve a fijar la vista adelante. Se tensa agarrandose, el viento le mueve los cabellos y vuelve a aflojarse como si nada hubiera pasado. Un sujeto se posiciona a su lado, creyendo leer en su lenguaje corporal un indicio, el repetido ademán de agarrar la cartera y mirar primero a un costado, luego al otro. Quizá un poco ansioso la mira demasiado, pero ella completamente indeferente a esto sigue en su mundo mirando por la ventana. El que meta la mano en la cartera quiere decir muchas cosas para el sujeto expectante, agotado. Y ella, saca un pañuelo bordado con sus iniciales. Sujeto mira hacia el techo indignado por el amague de la mujer, comodamente sentada. Al final el se termina bajando del colectivo sin haber descansado un segundo. Los esperan horas de laburo y muchos sueños rotos.

Bici.

Después de horas de hablar y de decirdir que no ibamos a salir más el francés y yo, me subí a mi bici que había llevado el día anterior a su casa, y entre a pedalear para la mía. A diferencia de otras mini separaciones donde pienso mucho cuando me voy, esa vez quedé en blanco, lo único que me importaba era pedalear, desde palermo hasta mi hogar era un trecho bastante largo. El cielo estaba cambiando se oscurecía de a poco y no era nada tarde. Los vientos eran otros, pero en medio de ese calor ¿qué importaba? Primero sentí una gota en el casco pesada fuerte, después al rato nomás llovía como perros y gatos. Como si el agua quisiera lavara de mi cerebro al individuo flacucho con rulos, ojos verdes ¿o azules ? (no me acuerdo bien), personalidad genial pero insufrible a la vez. Nunca fui una fan de la lluvia pero este era un temporal de esos locos donde el viento tira árboles y me tuve que bajar de la bici por que se me caía para los costados. Esta hubiera sido una buena oportunidad

Tormenta, status actual y un amor de verano.

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Ya se que nadie me preguntó sobre como me siento cuando estoy en el ojo de la tormenta, pero hay algo que me hizo notar que tanto esperar a la tormenta como estar en ella tiene mucho mas parecido de lo que pensaba. Sea como sea estamos absortos en una especie de nube de pensamientos o nube física, como sea, hay calma y una terrible violencia interna. No soy de las personas que disfrutan los rayos y truenos, pero el miedo que provocan me hace sentir viva. Que aunque llueva, tengo un techo y tanto como si me escondo o salgo a enfrentarlo va a estar bien. Porque hay lluvias que te mojan y otras que directamente te empapan. Hay algo en esa tranquilidad previa que siempre me puso nerviosa, pero a la vez es como si estuviera mas clara, mas en dominio de mis expresiones de mis caras de mis movimientos y palabras. Hoy estoy de alguna manera algo gastada, esperando renacer en cualquier momento y sacudirme esas gotas de encima ¿Cómo es que siendo tan chica estoy cansada? Pero no, estoy mintiend

No se.

Cantamos mucho, nos reímos mucho y hasta vemos ovnis. Me hace sacar quizá algunos de mis aspectos más presentables y me hace sentir segura, interesante y que hago las cosas bien. Y me dijo que yo también le genero un efecto digamosle interesante. Porque es como un bello intercambio de flores, nada malo puede salir de ahí. Una amistad que simplemente hace bien en todos los niveles (sisisisi te estoy tirando más flores). Lo que me gusta de cantar con alguien es escuchar como el otro modula, sube y baja de volúmen según su nivel de verguenza o falta de ella. Es un lindo lugar para dejarse llevar y cantar, por que hay ciertas cosas que se entienden en el medio de todo esto. Y es lindo a la vez estar tan seguro de donde no sabemos las cosas. Lo inegable, evidente y el "nose", somos ambos.

Materia en la cual no me destaco.

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Es un saber general que no soy un as en todo esto de las relaciones o no relaciones amorosas, que no tengo mucha idea de como proceder y que antes de que las cosas cambien o yo conozca a la persona, huyo despavorida. No siempre fui así, antes me gustaba quedarme a ver que pasaba, en cierta forma, creo era más valiente. Pero como un amigo me hizo ver hoy, capáz no quiero pasar por esas cosas malas que me traían las relaciones (dicese de los ataques de pánico y las contantes recaidas en anginas). Pero tampoco creo que sea miedo, no, ya no es eso. No se si fué mi relación de dos años o mi historia con el francés lo que me dejó en este estado de los no resultados amorosos, pero no puedo avanzar, no en este aspecto al menos. Con el violín, con mi vida en general mejoré muchísimo, me siento mucho más feliz y gozo de una perfecta salud, pero cuando se trata de un amor parece que hubiera vuelto a sexto grado. Asi que me propuse volver a organizarme, volver a calmar las mareas y deshacerme de c

Entonces llega la noche.

Se hace la noche, los ruleros, el fijador, las sombras y pinceles, la pierna sobre la cama y la media deslizandose hasta agarrarse con el portaligas, el vestido, los guantes largos, la bincha con una pluma, los labios bien rojos, el último toque las perlas y el perfume. Hacerse la idea de que vas bailar toda la noche y en cada movimiento, en cada contorneo, te vas a perder. Sabes lo que me gusta bailar. Y cuando no quede mucho que hacer y los pies duelan por los tacos aguja negros, sentarse poner un cigarrillo en la boquilla prender un fósforo y encenderlo. Conversar con conocidos, con extraños, escuchar risas y entender de que se ríen tanto como no captar nada. Ellos hablan, vos hablas y yo te pregunto... ¿Habrá vino? Esperemos que si, por que hoy hay fiesta mis queridos!