La prenda blanca del corazón rojo.
No es raro escuchar la pregunta ¿sos feliz?
Pero lo que hace que esta vez fuera extraño, fue la circunstancia en la cual ocurrió. Remeras estampadas hubo siempre, y en cierta ocasión me encontré con una musculosa blanca que tenía la leyenda "Soy feliz" y el contorno de un corazón rojo. Viendo y considerando que me siento por lo general una persona que entra dentro de esta afirmación, me la compré. Llevándola orgullosamente por la calle, el subte y el colectivo, me topé en este último con un señor mayor que usaba boina. Se quedó mirando muy fijamente mi remera con cara de extrañado, y acto seguido me pregunto -¿sos realmente feliz?- Lo que atiné a decir en ese momento fue un debil - Si, creo que si.- Y esa fue toda la conversación, el abuelo se bajó y me dejó en medio de un remolino de preguntas sobre mi real estado de ánimo o carácter.
Cuando un conocido te hace una pregunta así, uno no se cuestiona mucho, es un amigo y simplemente te preguntó eso porque entre los millones de temas que hablaron ese es otro más. Pero cuando un extraño se acerca (más que nada alguien mayor) y te cuestiona de esa manera, pareciera ser que el destino quiso que vos en ese mismo instante abrieras los ojos y empezaras a indagar en tu verdadera naturaleza. Porque el hecho de que haya sido tan al azar el encuentro y la pregunta lo hace ver como algo destinado sola y exclusivamente para uno.
El destino es extraño, pero hay veces que se pone en simpático y te da gustitos. Cuando hago un balance de tiempos felices y tristes que he tenido, fueron mayoría definitivamente los felices, aunque a veces los tristes o duros sean más fuertes y pesen más. Se necesita solo de cinco minutos para darnos cuenta que sea lo que sea que hayamos pasado, el sol igual nos pega en la cara a la mañana y eso ya nos trae alegría.
Si, soy feliz abuelo.
ALEGRÍAAAA
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