Flores amarillas y un banco.

Te dediqué un par de hojas, allá cuando el cielo era más blanco y las nuves azules,
cuando era más emocional y lloraba por todas las películas (incluso las de acción).
No me da cosa decirte ahora que las canciones se volvian rosas, y los días solo pretextos para verte. Girabas graciosamente, como si el aire fuera mas denso y tu cuerpo flotara en medio de todo.
¿Sabés no, que tu voz tenía un tono extraño, un poco nervioso pero pesado?
Y yo me distraía viendote las mejillas rojas, mas calientes de lo común. Parecía una adolecente denuevo, podía estar horas ahí tirada con vos, escuchando música sintiendo tu calor.
Y se hizo de noche, pero yo no tenía nada que hacer, molestarte dandote besos en la comisura de tus labios parecía la mejor idea en ese momento.
Me abrazabas como si estar pegada a tu cuerpo no fuera sufieciente, en un momento pensé que me iba a pasar de largo, pero no siempre dos cuerpos pueden ocupar el mismo lugar.
Sentía fiebre, pero de esas que no te dan dolor de cabeza, las que te queman por dentro, y te hacen un poco irracional.
Lo extraño de todo esto es que ya viví esto con vos y con él, y con él. Aunque haya sido especial no fué único y vos no fuiste ni el primero ni él último. Tenías un condimento extra, un no se qué, como las hojitas de tomillo... ponés pocas y te cambian todo el gusto, lo afina.
Pero no fuiste mi todo, fuiste solo un momento, uno de esos hermosos.
Me acuerdo de vos todavía, pero no es nada loco y ya no estoy tan loca, vos ya no tenés tanto color, mis páginas no te nombran más. Pero sin embargo estás ¿un poquito más o un poquito menos?

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La vida es sueño de Calderón de la Barca.

entrada del 2020